Fuente: Revista Oarso
El doctor Fernando Fombellida, natural de Rentería, ha publicado recientemente un libro sobre cirugía mucogingival que está siendo traducido al inglés, ruso, coreano y alemán.
Oarso: Tu familia era la propietaria del res taurante Panier Fleuri. ¿No tuviste tentación de seguir esta tradición familiar?
- Mi abuelo Timoteo adquirió el restaurante en 1920. Mi padre Antonio le sucedió al frente del negocio en una época que en el restaurante se servían desayunos, comidas, meriendas y cenas. Era una tradición ir a venerar la imagen del Santo Cristo de Lezo y después merendar en “Panier” las famosas patatas soufflés, chocolate con churros y bolados. Mi hermana Tatús ha representado la tercera y última generación al frente del restaurante.
A pesar de haber vivido de manera muy pró xima todo lo relacionado con la hostelería, creo que en ningún momento se me pasó por la cabeza dedicarme a este mundo. Ignoro la causa. En mi casa nunca intentaron persuadirme para que me dedicara a ello, y en ningún momento hice un balance trabajo-calidad de vida. La medicina me ha atraido desde muy joven. Siempre me ha resultado cautivador todo lo referente al cuerpo humano. Me acuerdo que cuando era niño disfrutaba mucho observando como destripaban los pollos en la coci na. Teodora, una de las cocineras, me explicaba a su manera, qué era cada órgano. Si tuviera que volver a empezar, no tengo ninguna duda de que estudiaría de nuevo medicina.
Sin embargo, cuando en el año 2002 se cerró definitivamente el “Panier Fleuri”, ya en San Sebastián, sentí una nostalgia y una pena terribles.
O.: Viviste en Rentería hasta los 24 años. ¿Qué recuerdos tienes de ese período de tu vida?.
Recuerdo de manera muy especial mi niñez, como una de las etapas más felices de mi vida. Mi casa estaba unida al restaurante y gran parte del personal vivía con nosotros, así que era un lugar donde siempre había mucha gente. Además, tanto el personal externo como el interno permanecía fiel a la casa durante muchos años y cuando digo muchos años me refiero a veinte, treinta o incluso cuarenta años. Así que era lógico que se formase como una gran familia con muchos vínculos afectivos que en algunos casos se mantienen incluso en la actualidad. Yo era el pequeño de la familia y a su vez el juguete de todos.
Recuerdo también con nostalgia la vida de barrio que se hacía en aquella época y a mis amigos del barrio de Casas Nuevas. Entonces no había televisión en todas las casas, apenas había tráfico, así que al llegar de colegio el plan era, coger la merienda, casi siempre pan con chocolate y salir a la calle a jugar. En realidad con un simple balón éramos felices. De la puerta de un garaje hacíamos una portería y jugábamos a “centros” y a “mete- gol- portero”. Otra dimensión tenían los partidos de fútbol interbarrios que solíamos jugar en Telleri, Patxeku o en la explanada de Olibet, eso ya eran palabras mayores. Cuando por fin llegaron las bicicletas recuerdo las excursiones que hacíamos a San Juan o a Puntas para pegarnos un baño y pasar la tarde. No se adquirían juguetes con tanta facilidad como ahora así que nos los fabricábamos nosotros mismos. Un ejemplo de ello eran los tiragomas y las goitiberas.
A pesar de haber estudiado en el colegio alemán de San Sebastián, mi vida giraba siempre en torno a Rentería, a mi casa, a mis amigos y a mi barrio. No me gustaba nada la posibilidad de trasladarnos a San Sebastián.
A los 17 años me marché a Vitoria para estudiar medicina y a partir de ese momento cada uno comenzó a tomar su rumbo, unos a seguir estudiando, otros a trabajar y la cuadrilla se fue diluyendo.
Mantengo mucha amistad con dos amigos de la niñez, Arturo Obeso y Aurelio Martínez, que residen en Rentería. De vez en cuando damos una vuelta por el pueblo, tomamos algo en el “Juli” y nos vamos a cenar al “Lekuzarra” o a la sidrería “Donosti”.
En 1984 el restaurante “Panier Fleuri” se trasladó a San Sebastián. Ese día acabó un ciclo de mi vida y sobre todo, una forma de vivir.
O.: Coméntanos brevemente algo sobre tu formación y tu trabajo.
Estudié de los cuatro a los dieciséis años en el colegio alemán de San Sebastián. En este centro no se impartía C.O.U, por lo que me trasladé un año al seminario “Manuel de Larramendi”. A los veintitrés años me licencié en medicina y cirugía por la Universidad del País Vasco. Curiosamente, mi primer destino como médico fue el servicio especial de urgencias del ambulatorio de Iztieta. Recuerdo que los días de guardia mi amatxo me llevaba la cena al ambulatorio ya que estaba cerca de casa.
Me especialicé en Estomatología en Bilbao. Mientras cursaba la especialidad, trabajaba los fines de semana en el servicio especial de urgencias del ambulatorio de Irún.
De Bilbao me marché a Madrid durante tres años para dedicarme a una rama muy concreta de la estomatología que es la periodoncia. De vuelta a casa y ya con treinta años, abrí mi consulta en San Sebastián pero, una vez más, el destino quiso que volviera a Rentería ya que he compaginado casi durante diez años, mi consulta con el trabajo en el ambulatorio de Larzabal. En la actualidad trabajo solamente en mi consulta que tiene una dedicación exclusiva a periodoncia e implantes.
En 1993 leí mi tesis doctoral en la Universidad del País Vasco.
O.: Cuéntanos en qué consiste la periodoncia y la implantología.
Los especialistas en periodoncia nos dedicamos al diagnóstico, prevención y tratamiento de la periodontitis. La periodontitis es lo que se conoce a nivel popular con el nombre de piorrea. Si bien piorrea y periodontitis son términos diferentes, cuando alguien dice que tiene piorrea, lo que está queriendo decir es que tiene periodontitis.
La periodontitis es una enfermedad de naturaleza infecciosa, producida por bacterias. Estas bacterias destruyen la encía y el hueso que rodea al diente y por lo tanto, en fases avanzadas los dientes pueden comenzar a presentar movilidad. Los síntomas mas frecuentes son el sangrado de las encías, el mal aliento, la retracción de las encías y un aumento de la sensibilidad en los dientes.
Aunque existe la creencia popular de que para curar esta enfermedad hay que abrir las encías y realizar cirugía, en el 80% de los casos se puede estabilizar la enfermedad sin necesidad de operar. Lo que es absolutamente imprescindible es adquirir unos hábitos y una técnica de higiene bucal meticulosos.
La implantología ha revolucionado completa mente la profesión. Los implantes son unos torni llos de titanio que se introducen dentro del hueso, creando así una base sólida para restaurar dientes individuales o prótesis parciales o totales. Los implantes se emplean para sustituir las piezas den tarias en mal estado o ausentes, por dientes fijos, sin necesidad de tocar los dientes naturales del paciente. Una situación muy agradecida se presen ta en las personas mayores cuyas prótesis removi bles se mueven mucho y con las
cuales no pueden comer. La simple colocación de dos implantes soluciona en la mayoría de los casos este problema. También es verdad que los implantes pueden no integrarse en el hueso pero eso ocurre con poca frecuencia.
O.: Háblanos del libro que acabas de publicar.
El libro trata sobre cirugía mucogingival y he invertido ocho años en su elaboración. Es un libro de 546 páginas y presenta más de 1200 ilustraciones a color. El objetivo de este libro es transmitir a mis colegas mis conocimientos en esta materia para que ellos también puedan ponerlos en práctica. De momento, está teniendo muy buena acogida.
Recientemente ha sido presentado en Alemania, en la feria de Colonia y en estos momentos está siendo traducido al inglés. Posteriormente está previsto traducirlo al coreano, al ruso y al alemán.